El embargo estadounidense a Cuba es un extenso entramado jurídico estadounidense que incluye leyes y regulaciones que prohíben y regulan las relaciones económicas con este país.[1] Fue impuesto por primera vez por la administración de Dwight D. Eisenhower sobre la venta de armas el 14 de marzo de 1958, durante el régimen de Fulgencio Batista.[2] La segunda vez fue en octubre de 1960, como respuesta a las expropiaciones de las compañías y demás propiedades de los ciudadanos estadounidenses en la isla por parte del nuevo Gobierno tras la derrota del régimen de Fulgencio Batista y toma del poder por Fidel Castro.
Aunque inicialmente excluía alimentos y medicinas, en febrero de 1962 las medidas se endurecieron y las restricciones llegaron a ser casi totales durante la Crisis de los misiles de Cuba; posteriormente se relajarían las medidas. En 1959, el 73% de las exportaciones se hacían a los Estados Unidos y el 70% de las importaciones procedían de ese territorio.[3] Desde 1992, el embargo estadounidense a Cuba tiene un carácter extraterritorial, es decir, establece sanciones a terceros países que acojan a subsidiarias de empresas cubanas y a barcos que comercien con Cuba.[4] Sin embargo actualmente no está prohibida la venta de medicamentos a la isla.[5]
Sin embargo, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, al año 2020, Cuba poseía diversos socios comerciales, con los que mantiene exportaciones e importaciones. Algunos ejemplos de las exportaciones de Cuba son China, España, Alemania, Indonesia y Singapur. Sus principales importaciones provienen de China, España, México, Argelia y Brasil.[6]
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